SISTEMA DE MEDIOS: POLÍTICA Y ECONOMÍA (3)


Cultura y comunicación de masas

Modelo de responsabilidad social.
Objetivo de la prensa: informar, entretener, vender
pero también interpretar la realidad.
Modelo totalitario
Objetivo de la prensa: contribuir a la consolidación
del régimen, en especial la dictadura del partido.
(Siebert, Peterson, Schramm)
(Four theories of the press -1956).

Gráfico tomado de internet
La ideas de desarrollo, progreso y modernidad, no son nuevas; vienen rondando nuestras mentes, desde hace centurias y si bien es cierto, están ligadas al mejoramiento de la calidad de vida humana; también han estado vinculadas a la ideas de la bonanza económica.

Los primeros medios de comunicación, periódicos franceses del siglo XVIII, que nacieron como producto de una élite, para una élite, no tardaron en popularizarse y convertirse en productos de consumo masivo conforme la revolución industrial se implementaba. A partir de allí, la producción, distribución y consumo, se han vuelto características inherentes a la comunicación; atribuidas a la misma, en mayor o menor medida desde que en torno a ella se estableció un ‘modelo de negocio’ rentable.

A pretexto de difundir el conocimiento, los dueños de los capitales dominantes originaron la industrialización de la cultura y de la comunicación. En la actualidad, la producción en masa se ha apoderado de los grandes medios, cadenas o industrias de comunicación; por ejemplo, en una agencia de noticias (reservo el nombre); cuenta con más de cien delegaciones en todo el mundo. Sus trabajadores, periodistas profesionales, a diario recogen la noticia desde el lugar en donde se origina, la procesan y valiéndose de la tecnología existente la envían a alguna de sus sedes matrices.

En estos lugares y antes de ser incorporada a la base de datos de la Agencia, las informaciones son vueltas a procesar y etiquetar en función de sus contenidos. A partir de este momento, queda liberada, para que los departamentos de empaquetamiento multimedia y comercialización las ubiquen en las cestas de los clientes. Al mismo tiempo, todas estas informaciones pueden ser reprocesadas y convertirse cual traje a medida, en diversos productos específicos para satisfacer al cliente más exigente.

Para que este proceso de producción esté a punto, es necesario una gran fuerza de trabajo de más de mil especialistas en todo el mundo, durante 24 horas al día, los 365 días del año.

Las premisas de informar, educar y entretener, existentes cuando la comunicación era concebida como un bien social; sutilmente han sido cambiadas por una sola: espectáculo; espectáculo que domina la cultura y comunicación de masas. Los contenidos informativos y educativos, basados en el rigor y la seriedad, hoy se combinan con los contenidos y estéticas propias de los productos de entretenimiento, estableciendo así lo que algunos autores califican como infoentretenimiento, que no es más que la ‘espectacularización de la realidad’; en la cual los medios, crean piezas informativas, partiendo de temáticas, que apelan a despertar emociones en la audiencia. Los periodistas, reporteros y presentadores nos conducen a los entornos de los protagonistas; ya sea en los géneros informativos o de opinión; escritos o audiovisuales, etc.

A excepción de los ‘informes periodísticos’, en los que predomina su carácter eminéntemente informativo; los géneros periodísticos, tienen como principal protagonista a un drama sensacional, en su más puro y estricto sentido.

El mayor riesgo de convertirlo todo en infoentretenimeinto, es que la ‘rueda’ de espectacularización puede crecer sin medida, ya que medios de comunicación y periodistas, para lograr sus cuotas de producción, se ven obligados a arriesgar la veracidad de los contenidos que presentan, en favor del “show” informativo; que siempre demanda nuevas técnicas y estrategias para captar la atención del espectador.

La cultura y comunicación de masas, no admiten ni a la memoria histórica ni a los héroes de larga duración; todo lo que atrapan lo vuelven una estrella fugaz de cinco minutos de duración; dando cabida a muchos programas estéticamente y técnicamente logrados, a pesar de que conceptualmente no aporten nada a sus espectadores.

La hipermodernidad, otra trampa del mundo moderno.

El poder del capital para absorber todas las manifestaciones sociales (hasta las contrahegemónicas).(Garnham).

Gráfico tomado de internet
A principio de los 80 del siglo pasado, surgió el concepto de la posmodernidad, como una tendencia político - filosófica. La misma generó polémica entre seguidores y detractores, pues en esencia pregonaba el fin de la modernidad y todo lo que refiere a la sociedad y el mercado. El fin de la modernidad suponía la extinción de una forma de concebir e interactuar con el mundo; en el que las ideas de continuidad en la historia, del progreso y del desarrollo, se quedaban sin sustento teórico o práctico, en el decadente mundo moderno de finales del siglo pasado.

Gráfico tomado de internet
A causa de su fragilidad y la imposibilidad prágmática en la realidad, la posmodernidad, no pasó de ser una moda, de la cual ya nadie habla hoy en día. Por el contrario, su desaparición, solo posibilitó una modernidad más robusta y fortalecida.

 A lontananza, empieza a tomar cuerpo otro concepto fundamentado en la ciencia, la economía y los derechos humanos, conocido como ‘hipermodernidad’. Para que la hipermodernidad tenga cabida en las sociedades, es necesario que el enmarañado hiper (redes, sociedades, mercados, capitales, etc), mantenga una relación fluida; con la economía y con los derechos humanos. Ahora bien, para que la hipermodernidad funcione y logre una concepción diferente del mundo, es necesario que la silógica humana busque nuevos horizontes.