La comunicación como instrumento de la economía y la política
Las estructura de propiedad de los medios,
la estructura del mercado, la publicidad, las
formas de trabajo… dan forma a la naturaleza y
lógica del sistema mediático. (McChesney).
Red de intereses económicos
que determinan el funcionamiento de
los mass media. (Schiller).
Lo ‘sagrado’ y el ‘poder’ son hermanos siameses. Nacieron juntos en tiempos inmemoriales y de allí hasta la época han han sido el instrumento de dominación por el cual una ‘élite’ se impone a un conglomerado. En un inicio fueron los shamanes y los sacerdotes, quienes bajo su palabra impulsaban y arengaban a las nacientes sociedades; después cuando muchos de los fenómenos naturales pudieron ser explicados por una incipiente ciencia, los poderosos idearon la política.
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Gráfico tomado de internet |
Hace más de dos milenios, lo sagrado - religioso cedió espacio ante el gobierno ‘humano’. La política como significante se extendió por los cuatro puntos cardinales de todos los mundos conocidos y las sociedades tuvieron un repunte. En aquellos remotos tiempos, los emperadores y reyes, dueños de la palabra, disponían del poder a su antojo.
Así se han sucedido los periodos de luz y oscuridad que ha vivido la humanidad. Todos ellos han sido posibles gracias a la difusión y encubrimiento -incluso por la fuerza- de ciertos saberes ‘especiales’; como en el caso de las cruzadas; aquellas expediciones militares a Jerusalem, para promocionar la fe cristiana y recuperar los lugares sagrados, de manos turcas, a golpe de espada y palabra. Aunque los objetivos no se consiguieron, permitieron que los caballeros medievales se transformen en comerciantes y banqueros.
La semilla de la comunicación tal como la conocemos en al actualidad apareció con la imprenta y el mercantilismo a finales del siglo XV; a partir de allí, la comunicación ha adquirido un papel determinante en la construcción de las sociedades y sus interacciones.
Con sus respectivas particularidades, el sistema de comunicación, ha seguido la lógica del mercado. Las ideas del excedente y el valor añadido, de a poco, han transformado a la comunicación; la cual ha dejado de ser un bien social y se ha convertido en una mercancía con gran valor de cambio.
A pesar de los beneficios y los perjuicos generados alrededor de la comunicación como mercancía, no se ha podido recuperar o consolidar su espíritu como bien social. Si nos referimos a los medios de comunicación privados, observamos altos grados de mercantilización y comercialización de la información que generan, al punto de convertirla en un show mediático. Por el contrario si analizamos los medios de comunicación en manos del estado, apreciamos un apego leve o profundo de difusión de propaganda. En ambos casos, los medios y la información que generan está condicionada de tal manera que eliminan la objetividad e imparcialidad que tanto pregonan.
La comunicación como producto, nos transporta a los espacios en los que es generada y procesada; es decir, a los medios de producción, en los que es elaborada. Transponiendo los términos económicos a la comunicación; si la formación económico - social, por la que deambula el mundo es capitalista; la base económica y la súper estructura idelógico - politica son preponderantes. Cualquiera sea su tendencia, si los medios de producción, del ‘bien’ información están en manos particulares y responden a intereses ideológicos y políticos específicos, lo sensato es que prime el interés propio del grupo dominante, sobre el bien social.
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En la actualidad, a pesar de la sobre producción de información, gracias a las nuevas tecnologías de información y comunicación, las posiciones son contrapuestas. Mientras para un grupo esta abundancia de información favorece a mejorar la democracia y las condiciones de vida; para sus opositores, esta misma abundancia es la causa y efecto de una sociedad más atomizada, individualista y egoista, que se mantiene unida por los los endebles lazos de la red.
No se puede ni debe hablar de la comunicación y sus medios como entes aislados; ya que todo sistema es un contenedor de estructuras que están en constante relación. En este sentido, los medios están relacionados con sus contextos, pero además, están relacionados entre sí. Muchas de estas relaciones fortalecen los vínculos de concentración existente y que se producen porque un conjunto de medios pertenecen a propietarios privados o a grupos monopólicos reducidos.
Esta circunstancia, al contrario de favorecer la diversidad de contenidos con calidad, establece líneas editoriales semejantes que presentan perspectivas únicas, generando en los consumidores visiones limitadas y poco reflexivas. A pesar de la ‘crisis’ mundial, la tendencia de concentración de medios es mayor y su seguimiento más complejo, en especial cuando nos referimos a medios en internet