EN LA NUBE
En
la gran avenida las hojas de los árboles temblaban y el viento
otoñal soplaba sin apuro; en el interior del edificio, el ambiente
era más cálido; hombres y mujeres compartían sus vanidades.
Algunos apurados, morral al hombro o libros en mano, transitaban los
amplios pasillos del 'alma mater'; otros, con vehemencia comentaban
lo adquirido en las aulas. Solo una pareja era ajena al bullicio
universitario, en medio de tanto alumno y a la puerta de un
auditorio, sin vergüenza se prodigaba besos y caricias, mientras
seguramente se susurraban cariños al oído; claro, estaban ausentes
de si mismos, estaban 'en la nube' que espontáneamente había
construido su sentimiento, estaban enamorados.
Así
como los sentimientos son capaces de generar espacios ideales:
ordenados y caóticos, estructurados y libres; en la actualidad, el
intelecto, ha motivado la construcción de la más enmarañada red de
relaciones virtuales, al rededor de un lugar común: la
comunicación. Seguramente cuando Steve Jobs, comercializaba los
primeros ordenadores Apple I, allá por 1977, apenas tenía idea de
que 'su' tecnología, sumada al desarrollo de las redes en el campo
de la informática, modificarían radicalmente las relaciones
interpersonales.
La
pareja de amantes se auto relegó a la última fila del auditorio;
tomados de la mano fueron indolentes a la preocupación de
directivos, profesores invitados y técnicos; quienes machacaban las
teclas del ordenador portátil con furia, en un vano intento de
conectarlo a la red de la UCM. De nada sirvieron las excusas
públicas, bajo el argumento de que el ordenador era nuevo y que fue
adquirido y alistado para el evento; ni por oro ni por plata, el
terco aparatito quería engancharse y no fue sino hasta la segunda
exposición, 30 minutos más tarde, cuando por arte de magia o el
azar pudo 'aparecer' on line y quedó listo para 'alimentarse de...'
y 'alimentar a...' los contenidos en red.
Así
como las parejas en su estado de enamoramiento crean, imponen,
aprenden y generan códigos especializados, válidos para su
interrelación, que en definitiva no son más que una forma de
comunicación (da igual que sea con fines de reproducción,
convivencia o satisfacción); en el caso de las relaciones
interpersonales mediáticas, quienes tenemos la necesidad u
obligatoriedad de acceder a red, también atravesamos un proceso de
estructuración o reestructuración de los contenidos y las formas de
concebir la comunicación e interactuar en sus entornos; quizá por
esto, a un guiño de ojos, ligeramente desenfadados y aprovechando el
espacio hueco entre expositor y expositor, la pareja abandonó el
auditorio.